lunes, 21 de julio de 2014

Valdivia: el crack que no fue (porque él no quizo)

Hace una hora anunció su retiro de la Selección el Mago Valdivia. Le recuerdo particularmente 2 partidos brillantes. Del primero, todo el mundo se acuerda: el 4-2 contra Colombia en Medellín que nos clasificó al Mundial de Sudáfrica; del otro, muy pocos ya: un empate a cero el 2004 contra la Argentina del profesor Pekerman que venia de golear a Uruguay, después de un partido desastroso en Quito; uno de los últimos partidos dirigidos por el Perro Verde, quien nos negó su talento por meses con la escusa del biotipo europeo. Ambos partidos, que son por lejos los mejores que tuvo por la Roja, lo retratan a cuerpo completo: un jugador virtuoso y rebelde, intratable cuando se enchufa, que pone de cabeza a las defensas rivales, pero muy poco constante a lo largo del tiempo (dos partidos a un 100% en 10 años no es propio de un futbolista de elite). Quizás el jugador más habilidoso y con mejor visión de juego de los que he visto, pudo ser el mejor 10 del mundo y llevarnos de la mano a la Historia, pero solo porque él quizo terminó siendo un jugador de momentos y muchas veces un estorbo, un Agente del Caos, del suyo propio y del colectivo. Un vivo ejemplo para una generación tan instantanea: el talento, cuando no viene acompañado de esfuerzo, ambición y disciplina, es lo menos importante en la vida.

(Julio de 2014)

viernes, 7 de marzo de 2014

Cartas. II. Pez

Querida mía.

Esta es una pequeña historia acerca de lo que tienes en las manos...  

Primera. Cierta fría mañana de febrero, dos niños caminaban por un roquerío. Uno de ellos iba recogiendo piedras para lanzarlas al mar; de pronto, el otro le quita una piedra gris a punto de ser lanzada, y al observar su forma decide guardarla en el bolsillo. Con devoción la miraba todas las noches antes de dormir, hasta que en una de ellas se presentó con claridad la forma: la piedra no era sino un pez que de tanto vagar en la desdicha varó en la playa, fosilizándose; entonces, el niño dedicó sus ratos libres a devolverlo a la vida, pintándolo con los colores que solo puede concebir la pureza del amor. Al terminar su labor, quiso regalárselo a su enamorada, pero el caprichoso ser prefirió esconderse, perderse por ignotos recovecos para nunca más aparecer…

(…)

Segunda. Cierta tímida niña abría sus ojos ante el nuevo mundo que se le presentaba. Llevaba en sus manos un corazón lastimado e intentaba cubrirlo con retazos de esperanza para sanarlo de una vez. Un día halló a un muchacho hosco, que caminaba con una mueca de amargura que espantaba al resto de la gente. A pesar de eso, la niña cogió con ternura de su mano, y en sus ratos libres, intentó pintarlo con colores que solo puede concebir la pureza del amor, mor de convertirlo en el gran hombre que llevaba dentro. Al terminar su labor, quiso quedárselo para tener quien velase por su sueño en las frías noches de invierno, pero el corazón ya sano prefirió dejarlo libre: solo los peces pueden ser guardados en un acuario.

(…)

Tercera. Al aproximarse su viaje por el desierto, cierto muchacho aliviana su carga. Ordenando los enseres y apartando los escombros, encuentra casi intacto el pez perdido. Intentando recordar a aquella amada, solo rememoró las pinceladas que cierta tímida niña dio a su rostro, ya no tan hosco ni tan amargo como antes. Entonces comprendió que el colorear el pez fue el mejor regalo que le hizo a la vida, porque fue fruto de su propio amor. Así que corrió donde aquella tímida niña y lo ofreció como regalo, agradeciendo que sus colores lo hayan devuelto a la vida después de tanto vagar por la desdicha. Y así por fin la tímida niña podía tener quien viviera en su acuario, un atrapasueños que velara por ella en las frías noches de invierno. 

Puede parecer poco, y así lo es, pero lo que tienes en tus manos es lo mejor que las mías han fabricado. Te lo entrego como agradecimiento a todo lo que tú me has dado a lo largo de los años, sobre todo en estos últimos meses tan duros. Solo te pido que lo cuides como me has cuidado, como te cuidaría yo a ti.

Con eterno cariño.
Siempre tuyo.
f.

(A Julieta. Marzo de 2014)