viernes, 30 de noviembre de 2007

Cuando la solidaridad es un negocio

A la hora de escribir este comentario ya han comenzado las "27 horas de amor". Más allá de todo sentimiento que nos produzcan las imágenes y los testimonios de los niños lisados, no está demás hacer un análisis estricto a una de las instituciones con mayor reputación del país que incluso atravieza nuestras fronteras. ¿Qué es la Teletón? Por supuesto que no me refiero a la visión que tiene el espectador promedio acerca de la institución sino a lo que es en sí.

Hacia finales de noviembre las calles están colmadas de propaganda alusiva a la campaña benéfica; por eso mismo cabe preguntarse qué hay detrás de la Teletón. Si se analiza fríamente, la Teletón es más de un mero negocio: es el más sucio de todos. Los auspiciadores de la fundación evaden millones de dólares en concepto de impuestos al Estado chileno; a cambio, las donaciones que realizan no alcanza a superar el punto porcentual de los ingresos obtenidos durante el mes de campaña (la mayoría de los consumidores cambia de marca favorita a la marca que participa en la cruzada solidaria), siendo altamente beneficioso para las empresas auspiciar este evento, por lo que toda empresa haría lo que fuera por participar en ella. Ante esto es legítimo cuestionarse ¿es acaso ético que Nicolás Ibáñez, dueño de Líder, se haga cada vez más rico a través del dramático testimonio de un niño que ha perdido una de sus extremidades? La respuesta está a la vista.

¿Por qué la cuenta 24.500-03 no está abierta los 363 días del año sobrantes? Es por lo mismo que anteriormente dije. La colaboración frenética e irracional de la gente, casi al más puro estilo de la serie 24, no rendiría los frutos que los auspiciadores esperan. Si estuviera abierta el resto del año, el afán decaería y con ello el consumo.

Otro frente de críticas que se le hacen a la Teletón es que la Fundación no realiza cuentas públicas, lo que causa serias suspicacias entre algunas personas sobre corrupción, lavado de dinero y enriquecimiento sin causa, todos delitos graves. El monto exacto que reciben los niños nadie lo sabe. Urge una trasparentación de los fondos recaudados, sobre todo si este proviene del bolsillo de todos los chilenos y siendo este país fuertemente golpeado por los casos de corrupción acontecidos ultimamente.

El escándalo farandulero es otro de los "peros" de esta cruzada. Los codazos que se dan las figurillas del circo del (vergonzoso) espectáculo acaparan la atención de los medios de comunicación, que lo utilizan para vender más; los mismos famosillos arman peleas falsas, todo para figurar con la excusa de una falsa ayuda desinteresada. Más aún, percibiendo estas personas grandes cantidades de dinero en sus trabajos, es lógico que gran parte del dinero recaudado vaya a engrosar las cuentas de quienes participan en pantalla. Creo que nadie en su juicio crea que personajes como Morandé, Bollocco o Camiroaga, por nombrar algunos, trabajen por bolitas de dulces y menos aún que alguien quiera ayudar a que estos se hagan más ricos.


Por último, lo más grave es la postura del Estado chileno. Es una vergüenza que la Persidenta de la República llame a colaborar en vez de hacerce cargo del asunto. Si el derecho a la igualdad y al acceso a la salud está garantizado en nuestra Carta Fundamental, el que los discapacitados dependan para su rehabilitación exclusivamente de la caridad de otro no muestra más el nulo respeto que la sociedad tiene, en cuanto a ser la siedad políticamente organizada, por este segmento más desvalido de ella. Para qué opinar de la clase política.

Como conclusión, la Teletón es todo lo contrario de lo que la gente dice que es, pues es lo peor de nosotros como chilenos, más allá que muchos niños se vean beneficiados por lo aberrante que puede llegar a ser todo lo que influye en esta campaña y cómo está constituida. Más que mal, no es más que un reflejo de que nuestro país no es un Estado ético, pues al prójimo se le trata como un medio y nunca como un fin en sí mismo. Cuando todo esto cambie, la Teletón dejará de ser lo que es y será lo que debe ser.



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