miércoles, 30 de julio de 2008

I

Miraba por la ventana las luces lejanas del puerto, cuando de verdad esta ciudad adquiere ese toquemágico que le endosan todos casi como imperativo: solo algunos pocos logran encontrar la esencia de las casas que se aferran al borde de los cerros como quien se aferra a la vida. Miraba la plaza y los autos que se estacionaban en las veredas. Algo rompió el silencio que forman los ruidos citadinos: abajo, en el pasillo adoquinado, se abrían en par las puertas del pub que hace las veces de club de jazz; entonces, de la mano de un viejo, la ví.

Hacía juego con la negrura de los adoquines húmedos con la lluvia la piel de esa mujer. Era, a pesar de todo, armoniosa con el ambiente descuidado del lugar. Su pelo enmarañado me invitaba a bajar de mi departamento para agarrarlo con fuerza, para que la mirara solo una vez a los ojos -azabache, como si algo prohibido escondiesen- y recorriera con mi boca el amplio espacio de piel que su escote dejaba al frío.

- ¡Agárrame! ¡muérdeme! ¡hazme tuya!

Me miró por un instante desde lo bajo mientras la trompeta de Louis Amstrong hacía juego con la escena al contrario de la distancia entre ella y yo y ese vestido de invierno, que solo estorbaban. Instante después, subió al auto detrás del viejo.

Llené el vaso con todo lo que quedaba en la botella de Jack Daniels pensando que ayudaría a aliviar la sensación que de pronto se apoderó de mí. Pero nada; en vez de eso comencé a sudar.
Me desabroché la camisa por si pasaba, pero era más rapido que yo; prontamente aquel escalofrío dejaba de ser solo en mi cuello, y tirado en el sofá se apoderó de mi espalada para terminar entre mis piernas.

- No puede ser, no puede ser...

Lo que pasaba en mi cabeza se oponía a lo que pazaba con mi cuerpo: mis miembros tensos, duros, sudando por todos lados, parecía ese instante previo al orgasmo más torrentoso y placentero. Pero tras mis ojos solo había sangre que salía a raudales de entre sus piernas temblorozas y ante mí se presentaba como el espectáculo más dantesco que podría imaginarme: desnuda, desparramada entre las brazas, inerte...

Terminé sin darme cuenta vestido bajo la ducha fría. Ya no sudaba sino que tiritaba de frío. Y de culpa.

- Viejo de mierda, no tenías por qué...

Nadie la obligó a que se metiera con el hombre equivocado ni que obstruyera el camino de peor de los seres humanos: pasara lo que pasara y por mucho que fuera la mujer que más me excitara, tendría que matarla.

4 comentarios:

Java Jabón dijo...

pk Voldsom?
pk me remonta a algo que quiero conocer, y que ademas, me identifica un poco, ademas el significado de la palabra dice muchas cosas.
En fin!
eso
saludos !
ahh y no es impertinente la palabra

¿¿Importa realmente como me llamo??? dijo...

wn lo escribi con la intencion de participar en el concurso santiago en 100 palabras.....y son 99 palabras
ajjajajjaja
nos vimos
xaux

Sub.Realista dijo...

Oaaaaaa
ya desbloquie mi cosa oh..
pero si lo ves almenos dejame un saludo po wn..
yo pense que ya ni lo veias..

a too esto todavia toy esperando respuesta sobre lo que te deje en el flog..
canalla ni si quiera un "oka, lo vi"....xP



ANIMO!
=)

m.

Sub.Realista dijo...

ahhh..
que se me fue..
que desbloquie mi blog, pero le cabie la direccion..
es noctuarios.blogspot.etc, etc..

=P