miércoles, 17 de febrero de 2010

Pavo real


(Esta historia es real. No le pasó a un amigo ni al amigo de un amigo. Esta historia me pasó a mí.)

Si el frio no penetrase por mis zapatos, podría jurar que soñaba estar en otro pais; solo Leo Rey en la portada de LUN me advertía que estaba despierto y que la armonía estética de la subida por Av. Las Flores estaba inserta en Santiago de Chile.


-Oiga don Felipe, ¿vió anoche a La Noche en el Festival?
-¡Cómo perdérselos!- Y con justa razón: el circo determina el devenir inmediato de todos los que viven tras la sombra del dragón. ¿O acaso alguien me va a negar que si no miras Primer Plano no vas a tener tema de que hablar durante toda la semana?

El negocio era bueno... para el asegurante: en un día podía ganar más de 3 palos sin hacer niun espuerzo, bajo la promesa de prestar algunos servicios médicos de urgencia, servicios que nunca iba a prestar en el mejor de los casos. ¿Y yo? Bueno, las migajas, diez lucas y una comisión por contrato por hacer más rico a otro. ¿Lindo, no?


-Doble acá, por La Fuente por favor.
-Como mande, señor- así como si fuese decisión mía. Al final de cuentas el taxi lo pagaba la empresa.

Justo al dejar atrás el semáforo de la esquina, algo me llamó la atención. ¿Gallinas? Yo las había visto en los lugares más extraños, pero ¿qué hacían gallinas en una calle del barrio alto santiagino?

-Se equivoca, amigo: no son de las nanas. Estas son gallinas de la pasión.
-¿Pero quién diablos tiene gallinas como mascotas y las deja andar por la calle? ¡Y eso que quizás cuánto cuestan!
-Uffffff. Don Felipe, yo estoy curado de espanto. Fíjese que la semana pasada vine a dejar a un cliente como a eso de las 6 de la mañana y ni se imagina lo que se me cruzó delante del auto.
-Ni idea... ¿Pavos reales, por decir?
-¡Pavos reales! ¡Una pareja de pavos reales! Grandes de este tamaño. Imagínese cuánto deben costar estos pajaritos, hombre...

Me podrán decir resentido, a mi me importa un huevo. Yo que no conozco la miseria por la tele ni construyendo casitas de madera en el invierno me sentí más incómodo que de costumbre durante todo el día. Recuerdo que renuncié ese mismo día, yo no estaba para que me dieran cachetadas en la cara.

1 comentario:

Martin Perez Comisso dijo...

En que mierda ibas a trabajar.??

Aunque tengo una amiga, estudiante de la U cuyos padres tienen una tortuga de darwin en la casa de la playa. Los animales exoticos son la muestra verosimil de como la excentricidad marca la locura en los pudientes...

Larga vida a los pavos, no los reales, si no los que estaban en el sur para comerselos asadistos el fin de semana ^^^^
Un abrazo marciano y Ups! Te publique ;)